El Mazo y la Teniente O'Neil (1ª Entrega)

Interesante historia comienza a se relatada a partir de hoy. Hemos vivido una historia muy intensa durante la última semana, una guerra por reclamar nuestros derechos.
Todo se resume en una frase que dijo un sabio hombre: “El mazo, un timazo”
Todo comenzó el lunes a las seis de la mañana cuando empezaba nuestra marcha con dirección a “El Mazo”, situado en la población de Rada-Voto en la Reserva Natural de Las Marismas de Santoña. Todos muy contentos, creyendo que nos dirigíamos al paraíso, nos montamos en el autocar.
Tras largas horas de viaje llegamos a un lugar que no tenía nada que ver con lo prometido ni en el contrato, ni en varias páginas web publicadas por el lugar.
Nos invitaron a dejar nuestras maletas en un rincón y a sentarnos frente a los monitores que se nos presentaron.
La primera en hacerlo, coordinadora y psicóloga, con muy mala leche:
- Hola, bienvenidos a “El Mazo”, soy Bea de Beatriz.
Una carcajada impresionante rellenó aquel lugar. El segundo, Dani de Daniel, graciosillo donde los halla intentó hacernos reír quedando como un autentico tonto del culo.
Tras la pobre y cutre presentación, se nos propusieron una serie de normas que nos parecieron un tanto absurdas aunque, según Bea de Beatriz, la ya bautizada como Teniente O’Neil, estaban apoyadas por la ley.
Después de carcajadas y enfados, nos dirigimos a las cabañas, que según la agencia de viajes, tenían baño y calefacción.
En mi vida había visto semejante cuchitril y, por supuesto, sin calefacción ni baño. Las quejas se hicieron oír, aunque el personal del lugar se mostró escéptico ante ellas.
Una vez “acomodados” fuimos a dar una vuelta para ver el “pueblo”, por llamarle de algún modo. Por aquel entonces nos sentíamos crios de cuatro años, solo faltaba la cuerdecita para que no nos perdiéramos, monitor delante y monitor detrás.
Habiendo llegado al pueblo nos dirigimos al supermercado para comprar algunas cosas, y para quedarnos más tarde en la plaza “mayor”.
Tras el tiempo perdido, nos dirigimos a “El Mazo” para cenar.
Pizza con patatas fritas, cena sana para tratarse de un campamento para deportistas.
Después de cenar nos dejaron entrar en las chozas y estar por ahí hasta las doce, hora en la que los monitores nos hicieron entrar en ellas no dejándonos salir excepto para ir al lavabo, siempre preguntándote como si de un terrorista o preso se tratara:
- ¡¿Dónde vas?!
Continuará….
Todo se resume en una frase que dijo un sabio hombre: “El mazo, un timazo”
Todo comenzó el lunes a las seis de la mañana cuando empezaba nuestra marcha con dirección a “El Mazo”, situado en la población de Rada-Voto en la Reserva Natural de Las Marismas de Santoña. Todos muy contentos, creyendo que nos dirigíamos al paraíso, nos montamos en el autocar.
Tras largas horas de viaje llegamos a un lugar que no tenía nada que ver con lo prometido ni en el contrato, ni en varias páginas web publicadas por el lugar.
Nos invitaron a dejar nuestras maletas en un rincón y a sentarnos frente a los monitores que se nos presentaron.
La primera en hacerlo, coordinadora y psicóloga, con muy mala leche:
- Hola, bienvenidos a “El Mazo”, soy Bea de Beatriz.
Una carcajada impresionante rellenó aquel lugar. El segundo, Dani de Daniel, graciosillo donde los halla intentó hacernos reír quedando como un autentico tonto del culo.
Tras la pobre y cutre presentación, se nos propusieron una serie de normas que nos parecieron un tanto absurdas aunque, según Bea de Beatriz, la ya bautizada como Teniente O’Neil, estaban apoyadas por la ley.
Después de carcajadas y enfados, nos dirigimos a las cabañas, que según la agencia de viajes, tenían baño y calefacción.
En mi vida había visto semejante cuchitril y, por supuesto, sin calefacción ni baño. Las quejas se hicieron oír, aunque el personal del lugar se mostró escéptico ante ellas.
Una vez “acomodados” fuimos a dar una vuelta para ver el “pueblo”, por llamarle de algún modo. Por aquel entonces nos sentíamos crios de cuatro años, solo faltaba la cuerdecita para que no nos perdiéramos, monitor delante y monitor detrás.
Habiendo llegado al pueblo nos dirigimos al supermercado para comprar algunas cosas, y para quedarnos más tarde en la plaza “mayor”.
Tras el tiempo perdido, nos dirigimos a “El Mazo” para cenar.
Pizza con patatas fritas, cena sana para tratarse de un campamento para deportistas.
Después de cenar nos dejaron entrar en las chozas y estar por ahí hasta las doce, hora en la que los monitores nos hicieron entrar en ellas no dejándonos salir excepto para ir al lavabo, siempre preguntándote como si de un terrorista o preso se tratara:
- ¡¿Dónde vas?!
Continuará….
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home